BRIHUEGA
También conquistada, como gran parte de la tierra de Guadalajara, en 1085 por el rey Alfonso VI, fué inmediatamente donada, al año siguiente, a los Obispos de Toledo, y de éllos recibió, concretamente del gran estadista don Rodrigo Jiménez de Raa, su Fuero en 1224. El señorío episcopal al que estuvo sometido siempre Brihuega actuó de motor y dinamizante social, desarrollanddo una activa población que creció al amparo de la fortaleza palaciega, y dentro de un denso círculo de murallas, algunos de cuyos portillos aún quedan en pie, como son los arcos de Cozagón y de la Cadena.
Cinco colaciones tenía la Villa: San Pedro, San Juan, San Miguel, San Felipe y Santa María. Su territorio, nunca demasiado amplio, comprendió aldeas como Gajanejos, Castilmimbre, Ferreñuela, Valdesaz, Tomellosa y San Andrés, añadiendo en el siglo XIII, por donación real, otros lugares del extremo sur de Atienza, como Romancos, Archilla, Fuentes de la Alcarria, Pajares y Malacuera. Cerca surgió el señorío abadengo del monasterio de San Blas, de monjes jerónimos, en Villaviciosa, fundado por el obispo toledano Gil de Albornoz.
Y en:
Ese mismo proceso de señorialización en manos de terratenientes se va a producir en los territorios que habían pertenecido, desde poco después de la reconquista, a los Obispados más señalados de la comarca. Así, en Uceda y El Casar vemos cómo se ponen a la venta los señoríos jurisdiccionales y fiscales de dichos lugares. El de Uceda lo adquiere en 1575 don Diego Mejía de Avila y Ovando, y en El Casar es don Carlos Negrón en 1582. También en Brihuega ocurre de modo similar, y así vemos que la propia villa cabeza del antiguo Común y luego principal villa del Tajuña medio, es vendida por el Rey Felipe II en 1584 a sus habitantes, aunque poco después, en 1607, vuelva a ser de nuevo la mitra toledana la que compre la villa y su señorío. En su alfoz, Archilla fué vendida en 1578 al abogado de Guadalajara don Juan Hurtado; Castilmimbre al caballero don García Barrionuevo de Peralta, lo mismo que Fuentes de la Alcarria, Gajanejos, Valdesaz y Pajares; Romancos al secretario real don Juan Fernández Herrera, etc. Algo similar ocurrió con algunos pueblos de la jurisdicción de la diócesis conquense, a la izquierda del Tajo, como por ejemplo Chillarón del Rey, que se adquirió a sí misma, pagando al rey los dineros exigidos y eximiéndose del señorío episcopal. Sin embargo, Pareja siguió siempre, hasta 1812, en el señorío directo de los obispos de Cuenca.
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