El término de Romacos se encuentra en la comarca de la Alcarria, a unos 45 Km de la capital (Guadalajara). Tiene una altitud media de 886,3 m.
El entorno natural
Romancos, como otros más de los que cogen a trasmano por las vegas del río Tajuña, es un pueblo original, repleto de singularidades que lo hacen diferente a los demás; por ejemplo, el encanto de sus fuentes- de las muchas y bien cuidadas que hay en el término, como la del Dornajo y de la Ribera-, con sólo mirar sobre la abierta vega del arroyo Berral, en donde la gente asegura que se criaron las mejores judías de toda la Alcarria.
En sus campos se da el olivo, , el roble, y crece a su antojo el matorral de esparteras, de aliagas, de tomillares, allá por las Eras Altas, como a mitad de camino entre el pueblo y el cerro del Romeral.
Los huertos junto al arroyo que procede de la altura alcarreña, los carrascos en las laderas y el cereal en los altos y en las vertientes poco empinadas de los montes, son los elementos que configuran su paisaje. Antiguamente, espesos bosques de nogales cubrían su término y había una planta de este tipo, la noguera de Socasa, tan inmensamente grande, que en siglo XVI vino a verla el historiador Morales, quien hizo constar su admiración por ella en “La antigüedades de España”.
Un poco de historia
Junto al río se han hallado restos de una villa romana. Ello nos indica la antigüedad de esta población, que ya fue asentamiento humano en épocas remotas.
Perteneció Romancos al Común de Villa y Tierra de Guadalajara, que en 1184, se lo donó a don Gonzalo, un médico dueño de varios pueblos en el Tajuña y , tras dejarlo el doctor, vino a parar al señorío que, en torno a Brihuega, habían formado los arzobispos de Toledo.
En 1546 se hizo villa por sí, pagando al Rey ocho mil ducados. Después, Felipe II vendió el señorío del pueblo al secretario real don Juan Fernández de Herrera, pero éste, en 1580, se lo traspasó a don Diego de Ansúrez, vecino de Brihuega, en cuyo poder estuvo hasta 1586, pues en dicho año la villa ejerció derecho de tanteo, rescatándose y haciéndose señora de sí misma, pagando por ello la fuerte suma de doce mil ducados.
El Rey, en 1606, volvió a poner a la venta el pueblo de Romancos, adquiriéndolo los Velasco, marqueses de Salinas del Río Pisuerga, quienes lo poseyeron en señorío hasta el siglo XIX. El solo hecho del vasallaje hizo insufrible a los de Romancos esta dependencia. La Constitución de 1812, aboliendo los señoríos particulares, eliminó esta situación.
El patrimonio
La iglesia parroquial de Romancos está dedicada a Nuestra Señora de la Concepción. Fue construida a finales del siglo XV o principios del XVI. Su fuerte fábrica de sillar y sillarejo muestra dos puertas orientadas a norte y a poniente. Esta última se compone de un sencillo arco de tres lóbulos redondeados, sostenidos por jambas de junquillos de pequeños capiteles de decoración vegetal. La principal, orientada al norte, se compone de gran arco conopial ornado con cardinas, florones, etc. muy en la tradición del gótico final o isabelino. Su interior es de tres naves de grandes proporciones. Presenta capiteles y conjuntos ornamentales en los collarines de los pilares que separan las naves, mostrando carátulas y elementos simbólicos. A los pies del templo, un coro alto con balaustrada decorada con elementos platerescos, pero de tono popular. También es interesante la puerta de subida al coro desde la nave. Esta decoración de tipo plateresco popular es muy propia de este templo que, por ello, merece ser visitado. Bajo el presbiterio existe una cripta. Nada queda del gran retablo que poseía.
En las afueras del pueblo, es notable la ermita de la Soledad, del siglo XVIII, con un escudo episcopal en su portada
BIBLIOGRAFÍA- Textos del coleccionable “Alcarria”
Autores: D. Antonio Herrera Casado.
D. José Serrano Belinchón.
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